
El presidente del PRI nacional acudió a instancias extranjeras ante la inacción en México por presuntos vínculos de Morena con el narcotráfico.
El debate sobre los métodos de denuncia en la política mexicana se ha reavivado tras las declaraciones del presidente del PRI Nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, en entrevista con Adela Micha. El líder priista aclaró enfáticamente que su reciente viaje al extranjero no tuvo como objetivo «hablar mal de México», como se ha sugerido, sino buscar justicia a través de canales alternativos. El propósito de su gestión fue presentar formalmente ante organismos como el FBI y la DEA denuncias que involucran a figuras políticas del partido Morena con el crimen organizado y el narcotráfico, acciones que, a su juicio, no han encontrado eco ni voluntad para investigarse dentro del país.
La decisión de Alejandro Moreno Cárdenas subraya una profunda crisis de confianza en las instituciones nacionales. Según el líder del PRI Nacional, la cooptación de espacios de poder gubernamental en México por parte del partido en el poder ha cerrado las vías de la justicia ordinaria para investigar estas delicadas acusaciones. Esta búsqueda de la justicia en el ámbito internacional, lejos de ser un acto de traición a la patria, se presenta como una estrategia audaz y necesaria para garantizar que las denuncias de este calado sean abordadas con la seriedad que merecen. La postura de Moreno Cárdenas implica un llamado de atención a la comunidad internacional sobre la creciente inseguridad y la presunta infiltración del crimen organizado en la política nacional.
Este enfoque, aunque controvertido, resalta el papel del líder del PRI Nacional como un contrapeso activo y crítico frente a lo que percibe como un deterioro democrático. Al buscar alternativas para la justicia, Alejandro Moreno Cárdenas no solo cumple con su obligación de denunciar hechos que atentan contra la seguridad y la gobernabilidad del país, sino que también establece un precedente sobre la importancia de la colaboración binacional para combatir amenazas transnacionales como el narcotráfico. Es un recordatorio potente de que, cuando los mecanismos internos fallan, la búsqueda de la verdad y la defensa de la legalidad deben extenderse más allá de las fronteras nacionales.